Digo lo de desencuentros, porque cada año que
conozco un nuevo lugar, una nueva ciudad, nuevas costumbres, nuevas personas…hay
una parte de mí que se desliga y desaparece, dando cabida a otra hasta entonces
desconocida.
Todos los viajes que llevo a cabo me cambian. Como a
todos supongo.
No hay uno de todos los que he hecho que no haya
producido en mí una sensación nueva, un cambio en mi mentalidad o en mis ideas.
Reafirmando algunas y permitiendo que otras simplemente desaparezcan.
Lo único de lo que estoy segura es que al regresar
ya no soy la misma Rebeca que marchó. Mejor o peor eso es algo que no sabré
nunca. Mi maleta regresa cargada de muchas cosas, de muchos sentimientos, de
muchos recuerdos que después tendré que ir asimilando poco a poco.
Sé que durante este Agosto y este Septiembre volverá
a suceder.
Me esperan diferentes destinos…
París y Países Bajos. Un tour organizado. Un viaje
de regresos y de primeros caminos. Porque aunque mis pies ya hayan deambulado
por las calles de París, seguro que ésta ha cambiado demasiado en 16 años.
Además esta vez caminaré con la mano del amor apretando mi mano y si todo va
bien conoceré nuevos lugares que entonces no pude conocer. Moulin Rouge.
Después volveré a casa, con muchos recuerdos y
muchas aventuras vividas. Y sin embargo tendré el corazón más que impaciente por
regresar de nuevo a mi querida Barcelona ** (es lo que trae beber agua de la Font de Canaletes, que acabas regresando, más tarde o más temprano). Sus calles me estarán esperando para que las recorra de nuevo pero de forma diferente.
Y será el tiempo de los encuentros, de esos
encuentros con los que llevo soñando demasiado. Nuevas aventuras me esperan de
la mano de mi corazón de metal, de un ángel muy mágico, una mariposa azul
resplandeciente y quizá si todo sale bien y las fechas concuerdan, de otro ángel
gramatical de voz dulce. Y entonces los abrazos serán abrazos de verdad.
Entonces no hará falta pronunciar las palabras,
porque las miradas y el corazón no dejarán de hablar ni un segundo. Tengo tanto
que decir. Tanto que agradecer. Mi vida cambió por completo cuando esos dos
ángeles y esa mariposa azul se cruzaron en mi camino, que no sé si alguna vez
terminaré de agradecerle a la vida toda esa luz en medio de la oscuridad más
cegadora.
Y estoy segura de que volveré a casa más distinta
aún. Con más pinceladas de una nueva Rebeca. Porque ellos tres en parte ya me
han cambiado.
Y cuando Agosto se haya ido y Septiembre esté por
finalizar…Londres me estará esperando y llamando (London Calling). Sé que
regresaré con ganas de más tatuajes (y no solo yo), es lo que tendrá visitar la
Convención Internacional junto a Ana (la dueña de mi tinta en la piel) y David…pero
intentaré controlarme un poco. Aunque claro al regresar vendrá el otoño y con
él mi cumpleaños y después las navidades y…tengo tantas cosas en mente (menos mal
que mi familia no lee este rincón xD).
Agosto y Septiembre, tiempo de encuentros,
reencuentros y desencuentros. Pero ante todo de magia, sonrisas, abrazos, y
recuerdos de esos que quedarán grabados a fuego en el corazón y en lo más
profundo del alma.
Mientras tanto soñando con los vaivenes y con las estrellas.
Siempre me quedarán las estrellas.
Habrá que ir preparando la cámara. ¡Fotógrafa, artista,
mariposa, prepara la cámara!
**Ya os hablaré de mi gran conexión con Barcelona en otra entrada esta semana. Prometido.