El primero es de Josep Morales, más conocido en la Blogosfera, como Rodericus.
Gracias por participar amigo, no lo subí antes por culpa de Blogger. Gracias por ser el primero.
( Foto : Champs de Mart, Robert Doisneau )
MON PETIT
Eran tiempos de penurias materiales, pero también
espirituales. Desde la invasión y el armisticio, los alimentos habían sido
racionados estrictamente. Y a medida que la guerra continuaba, la rapacidad de los
ocupantes iba reduciendo mes tras mes las ya escasas raciones asignadas a los
residentes en la ciudad.
André era un ferroviario ya jubilado, que residía junto a su
esposa Marie en el centro de París.
Una buena tarde, Gerard, el único hijo de la pareja,
ferroviario también siguiendo con la tradición familiar, les sorprendió con un
inesperado regalo. Un pequeño gazapillo de escasos días de vida.
- ¿ De dónde has sacado ese conejo, Gerard ?.
- Uno de los chicos de mi sección encontró la madriguera en
la zona de maniobras de la Estación del Norte. A la madre la han cocinado en la
torre de señales. Pero han quedado los gazapos que estaba criando. Me he
quedado con uno, y antes que matarlo, he pensado que vosotros lo podríais criar
y engordar en casa con las pieles de las verduras y las sobras de la comida.
Porque tal y como es ahora, no da para gran cosa.
- ¿ De qué sobras y pieles de verdura me hablas, Gerard ?.
Desde hace un año, tal y como está el racionamiento, en esta casa, no sobra
nada.
- Pues no sé, coge hierba y lo que puedas encontrar en los
jardines del vecindario, es lo que comen estos bichos, ¿ no ?.
André al principio, llevaba al pequeño animal en un bolsillo
hasta alguno de los jardines de la vecindad. Una vez en los parterres, dejaba
al pequeño animal en ellos para que pastase a sus anchas.
En casa, le habilitaron al animalillo una caja de madera con
algunos trapos de lana a modo de nido.
Las semanas pasaban lentamente, y el animal iba creciendo en
el hogar de André y de Marie. Cuando el animal ya no le cabía en los bolsillos,
André le colocó al conejo un pequeño collar y una correa, y salía con el
correteando por las aceras a buscar la ración diaria de pasto. El vecindario de
las calles de barrio se acostumbró a contemplar a diario la estrafalaria imagen
de André paseando al conejo por las aceras, rumbo a los jardines de la zona. El
animal, se convirtió en la compañía del anciano matrimonio. Marie, cuando su
marido no prestaba atención, le daba al animal un poco de las escasas verduras
frescas que podía conseguir de tarde en tarde en el mercado negro.
Un buen día, “mon petit”, que era como Marie llamaba al
animal, había alcanzado ya la edad adulta, y pesaba ya sus buenos cuatro kilos
de peso. André decidió que había llegado el momento de sacrificar al conejo, y
que él y su esposa se diesen un discreto festín con la carne del animal. Cogió
al animal bajo el brazo, y se dirigió con él a la cocina. Marie siguió a su
marido con la vista mientras cruzaba el piso con el animal.
André puso al animal en la fregadera, y buscó un cuchillo en
uno de los cajones. Lo afiló concienzudamente, y se arremangó las mangas de la
camisa. Sujetó al animal por las orejas. “Mon petit” no estaba acostumbrado a
semejante maltrato, y empezó a chillar con su voz aguda.
André se quedó paralizado con las orejas del conejo sujetas
en una mano, y el cuchillo empuñado en la otra. La mirada desesperada del
animal, se clavó en sus ojos. Marie entró en la cocina alertada por los chillidos
en la cocina.
- ¿ Que vas a hacer con ese cuchillo, André ?.
- Iba a matarlo para que lo cocinases, pero no tengo el
valor de hacerlo.
- ¡¡ Ni se te ocurra, porque te echo de casa, salvaje !!.
Ay, “mon petit”, ¿ que te iba a hacer a ti papá ?.—Dijo Marie cogiendo en brazos al animal.
André contempló al animal temblando entre los brazos de su
mujer.
- Que demonios.—pensó.—Si no nos hemos muerto ya de hambre,
podemos sobrevivir sin comernos a “mon petit”.
André paseando al conejo por las calles, siguió siendo la
estampa exótica del distrito V de París.
El día de la Liberación, cuando las tropas aliadas entraron
en París, André y su esposa lo celebraron con una discreta comilona regada con
un buen vino de Burdeos. A “mon petit”, Marie le había reservado un par de
zanahorias frescas que le habían costado una pequeña fortuna. El pequeño
animal, no entendía la alegría que había aquel día en casa de los ancianos.
Venían tiempos mejores.
FIN
...
Los tres siguientes, son de Ana Nieto, (ANA) y las fotografías son suyas. Gracias preciosa por participar, y adjuntar los tres tan deprisa. Si mi blog es algo en parte es gracias a tus firmas, porque no fallas nunca.
Gracias por acompañarme en este caminar.
Infancia
La infancia,
esa época de nuestras vidas donde todo es tan puro y mágico. Donde los sueños
son nuestro mundo, todo es posible y creemos que el dolor y la muerte no podrán
alcanzarnos jamás. Por eso corremos despreocupadamente, burlándonos de la
vejez. Alargamos las manos y creemos que todo aquello que deseamos está al
alcance de nuestra mano. Hay tiempo para todo, nuestro destino será grande. No
es posible que sea de otro modo. Y sin embargo, el tiempo pasa y de repente
dejamos de correr, nos paramos en seco y nos damos cuenta de que la niñez quedó
ya muy atrás. La inocencia desapareció en algún punto del camino, la capacidad
de asombrarse ante las maravillas del mundo tampoco está donde nosotros
creíamos haberla dejado.
Es
en ese momento cuando nos damos la vuelta y vemos en la distancia al niño que
fuimos, éste continúa jugando, nos señala con un dedo y se ríe de nosotros,
adultos aburridos y apesadumbrados.
Debilidad
¿Qué quién soy yo? Yo soy aquella que lucha contra su propia
debilidad. Pues es en ésta donde reside mi verdadera fortaleza. Más allá de la
frustración, de la pereza y la ira, en medio de una tierra de nadie, allí
habito.
He luchado en
miles de batallas contra enemigos tan formidables como el rencor y la gula.
Unas veces se gana otras se pierde, pero nunca dejo de avanzar, pues en lo más
oscuro de mi ser es donde se encuentra la puerta hacia la verdadera felicidad.
Porque la vida es eso, un continuo mar de problemas que hay que afrontar, y
sobre todo superar.
¿Quieres
ser dueño de ti mismo? Pues adelante, acompáñame y superemos juntos nuestra
propia debilidad.
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Si queréis ya podéis opinar sobre ellos, aunque yo ya tengo una ligera idea de cual me gusta más de estos cuatro que he leído. Aún queda tiempo para aquellos que deseen participar!!
Me encantó la historia de mon petit, aunque lo pasé un poco mal cuando estuvo a punto de morir, pobre pequeño, menos mal que tuvo un buen final :)
ResponderEliminarGracias por tus palabras Rebeka, sin tus firmas mi blog tampoco sería nada, tú siempre estás ahí con amables palabras.
Besos.
Gracias a ti, Rebeka. Por tu amistad, y por darme la oportunidad de asomarme a tú "blog".
ResponderEliminarBesos.
Pues, tengo que reconocer que me he enamorado de Naturaleza muerta. No quise leer la introducción que hiciste de los escritores hasta después de leer los relatos pero ahora que lo he hecho tengo que felicitar a Ana por su pluma ;)
ResponderEliminarBesos ^^
Guau son geniales. Felicidades a los dos autores realmente han nacido con el don de escribir 'Un escritor nace no se hace' y eso es lo que son ellos. Suerte en el concurso.
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