Regreso con una crónica de un concierto al que he asistido anoche, en Santander, perteneciente al LÁBARO METAL FEST. Tocaban cuatro bandas de la tierra pero yo fui por mis apreciados KARONTE.
A las 22:30 horas daba comienzo la actuación de KARONTE
sobre el Escenario Santander. Después
del show de Seznaus, llegaron las sombras del perfecto death-trash de los veteranos en la escena del extreme metal cántabro para poner ritmo a la noche y convertirla en
una velada digna de recordar.
Karonte dieron un pequeño repaso a distintos temas
que se ajustaron a la perfección unos con otros. Es lo malo de los festivales,
que siempre te quedas con ganas de escuchar mucho más.
Las canciones de su trabajo Paraíso
sin fe se mezclaron con algunas reeditadas en su cd aniversario “Vivo y Resucitado”, con himnos de su trabajo Letargo, con el que muchos los descubrimos por primera
vez, y piezas de su Alliance for Death Domination.
La actuación comenzó con un tema presente en Paraíso sin Fe. El día de las Alabanzas nació sin prisa bajo las pulsaciones de
Rochar a la batería. Los riffs de ambas
guitarras fueron acoplándose, al igual que el bajo de Isma hasta que Kini despertó
a los rezagados que todavía no habíamos entrado en calor, al cantar eso de: Lograste en un día lo que años te costó,
limpiaste tu conciencia, la muerte te absolvió…
Las sombras de la noche fueron creciendo a cada nota
estridente que bombeaba el corazón con la potencia de los acordes y juntos susurramos
Repta Humano, cansados de existir en
este mundo que a veces no comprendemos: Y
es tu sombra la que oscurece lo demás, en tinieblas no es completa la verdad…
Con el tercer tema de la noche, titulado Falaris, los riffs melódicos se entremezclaron con el pedaleo acelerado de la
batería y los graves del bajo, marcando el headbanging
de los presentes. Los gritos y las sonrisas resurgieron entre la voz gutural de
Kini que nos explicaba que “despacio pasa
el tiempo, sepulcro asfixiante, sólo hay infierno para los culpables…”.
Se echaba mucho de menos el buen hacer de estos grandes
músicos que no solo son perfectos en ejecución sino que nos siguen sorprendiendo
con la cruda poesía de sus letras.
Tras un silencio para hidratarse y no desfallecer en
el intento por culpa de esta ola de calor que asola el norte, la canción Paraíso sin fe cobró vida y el
respetable pudo gritar uno de los mejores comienzos, según mi opinión, que puede
tener una canción:
Despertar
y ver que no hay recuerdos, descubrir que nunca hubo fe, en cada árbol oír como
grazna el cuervo, arrancar sus alas y gritar: Fe, fe, fe, sin fe…
(Gracias a Karonte porque esta pieza es una de mis
preferidas junto a himnos antiguos como Norte).
A Paraíso
le siguió Cobaya, presente en su
demo “Bendita Hipocresía” y en el cd aniversario “Vivo y Resucitado”, para
después ceder el trono a un viejo himno para el que Kini nos pidió ayuda en la
voz.
Mi
Epitafio.
Él pidió y nosotros no nos hicimos de rogar, ya que
esta canción es y será una de las más coreadas por el público al que le encanta
la banda. La voz profunda de Kini rasgó el silencio instaurado y las palabras
resonaron: Quiero que escriban en mi
epitafio, para continuar tras el balanceo de baquetas y notas musicales: maldigo el día que te conocí, espero se
cumplan todos mis presagios y descubras realmente lo que es sufrir…
Naciendo a mitad de melodía, el que es para mí, uno
de los mejores solos de guitarra del metal
extremo, no solo a nivel nacional, y que no dudé en inmortalizar con mi
móvil.
Tras este himno de su obra Letargo, la banda nos presentó las tres nuevas canciones pertenecientes
a su último trabajo, un Split denominado:
Alliance for Death Domination, que me
ha encantado por la dureza y oscuridad de sus temas y que recomiendo a todos
los amantes de la buena música.
Musicalmente son tracks más pesados, rápidos y sombríos en la
voz como el buen death pero con esos
medios tiempos y parones melódicos tan característicos en el sonido de la banda
donde la maestría de Kini a la guitarra deja embobados a todos los presentes
con esos solos hechizantes.
El
Ocaso, No hay vida sin Dolor y Dominación fueron el broche
de oro a una velada que terminó con Gris: voz rota, ansiedad, seca es la tierra que
riego al sangrar.
Una noche perfecta, aunque me hubiese encantado
gritar Norte, en la que una vez más
los cántabros con sede en el Valle de Buelna nos demostraron el motivo por el que
llevan muchos años siendo considerados la mejor banda de extreme metal cántabra.
Calidad musical, letras oscuras, poéticas y sublimes para el
género, y muchos años demostrando que saben lo que hacen y que no tienen nada
que envidiar a bandas internacionales con más reconocimiento.
Las tres piezas de su último trabajo dejan más que claro que
todavía siguen teniendo garra y aptitud para sorprender. Que nos quedan aún
muchos más lamentos, llantos susurrantes y mares de penas en los que perdernos.
Donde aprendemos que el poder del individuo para ahogarse en sus propias
lágrimas o dominar sus miedos son las únicas sombras que nos acechan en la
oscuridad.
¡Gracias a Kini, Beli, Isma y Rochar por una genial
noche de death!
Crónica y fotos por Rebeca Bañuelos.
Crónica y fotos por Rebeca Bañuelos.
(Pinchad sobre la imagen para mejorar la calidad de la fotografía)
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