El Jueves 28 tenía una cita muy importante en
Sarón. Tocaban en “El Surtidor” mis chicos de SINBAT
y después de Santander ya había ganas de verles otra vez.
Mi cuerpo tenía muchas ganas de concierto y estos
chicos siempre consiguen hacerme olvidar todo.
Comenzaron con retraso y sin bajista, ya que
Verónica llegó un poco tarde por motivos laborales. Y aun así pusieron toda la
carne en el asador para dar un buen concierto desde el minuto uno.
Abrieron la noche rasgando en silencio con el track número tres de su “Guerras
Pendientes”, titulado Martilleando.
La voz de Aitor susurró: Probablemente
estás mirando amanecer desde un balcón, lejos de nuestra historia… y los
presentes empezamos a desperezarnos.
Le siguió la eléctrica Perder mi tren, y aquellos que estamos acostumbrados a vivir en
continuas montañas rusas nos sentimos identificados enseguida con la letra de
esta canción y no pudimos evitar dejarnos las cuerdas vocales: Ya lo ves, otra vez pierdo el norte. Llega
la locura cuando dices “ven” y no es que me importe…Ya me acostumbré a perder
mi tren.
Cuando llevaban unas tres o cuatro canciones llegó
Verónica, se colgó el bajo, y la banda al completo siguió repartiendo Rock and Roll con más seguridad. Y es
que para los amantes de la música, cuando no están todos los instrumentos,
sentimos que nos falta algo, que hay silencios que no se llenan, y eso se nota
también sobre la tarima. Y más cuando al bajo está la carismática Verónica que
con sus sonrisas y sus poses encima y bajo el escenario es capaz de meter en el
concierto hasta al asistente más despistado.
Fue el turno de A
Cal y Canto, que ya se ha convertido en todo un himno de su último disco
publicado. Nos faltó la voz del gran Martin
Romero, pero oye, no se puede tener todo en la vida jeje Una gran pieza
cuya letra se te mete dentro desde la primera escucha: Dime viejo amigo, que un día fuiste casi hermano, ¿Cuál inevitable ha
sido lo que te ha pasado? Dime viejo amigo, ¿a qué coño estás jugando? ¿Por qué
imploras suerte y te cierras a cal y canto?
Con la marchosa de voz poética y tranquila Cuerpo a Cuerpo, seguimos disfrutando
de la noche y del buen hacer de la banda, con la magia que regalaban unos acordes en un anhelo de dar de bruces en
libertad, y del solo de guitarra de Víctor que consiguió transportarnos a otros
mundos paralelos.
El ambiente se siguió caldeando entre cervezas,
saltos y desgarros de voz, Mi Dios y Mi
Norte, Días de Duelo (canción
que da nombre a su maqueta), y Sepultura
fueron algunos de los temas propios que cedieron su trono a la versión de “Chiquilla”, que particularmente me hizo
saltar y bailar como a una loca.
Regresaron a su setlist
con Intransigentes, un canto de
inconformismo y rebeldía, que siempre nos hace vibrar y recordar de dónde
venimos, para después volver a ceder espacio a un cover de un clasicazo del Rock and Roll, de los grandes BARRICADA.
Veo todoooooo en blancooo y negrooo. La
verdad es que estos chicos saben cómo ganarse al público tanto con los temas
propios de letras cercanas de puro rock-folk,
como con las versiones de los grandes del género.
Y llegó el momento de ponernos un poco cariñosos con
el tema Por hacerla Sonreír, e
intentamos ayudar a Aitor con los coros como mejor pudimos. Quisimos detener el
tiempo por unos instantes entre murmuros desenfadados: Por hacerla sonreír, cuento
con estrellas la ristra de besos que abarca su cuerpo, por hacerla sonreír,
destrozo el reloj y se detiene el tiempo. Para después dejarnos guiar por ellos en Nuestros Pasos, cuya intro de Paula a la flauta estremece y
pone la piel de gallina, y acabar volviéndonos totalmente locos con la versión “Perro
Verde”, todo un himno para los amantes de MAREA.
Al perro le siguió mi canción favorita de SINBAT: En
Balde. Una canción que desde la primera nota de la flauta ya me saca una
sonrisa y cuya letra siempre consigue darme esa chispita de energía que necesito
y más cuando la noche comienza a acumularse y el cuerpo ya está mareado de
tanto moverse.
Los chicos se despidieron con Libre y Gato en el Callejón,
y por ser la última canción tarareamos con todas nuestras fuerzas: Y grita lo más alto que puedas, perdamos la
vergüenza y la voz… sabiendo que
la noche de rock estaba llegando a su final.
Y así acabamos al día siguiente, con el cuerpo
molido y la voz perdida en algún lugar.
SINBAT
nos fulminaron con su concierto en Sarón y nos dejaron con las ganas de volver
a vibrar con su Rock and Roll de letras especiales y sinceras, con su magia, su juventud, sus tablas sobre el
escenario y con esos acordes tan especiales de flauta y teclado, que
consiguieron hechizarme desde la primera vez que les vi de teloneros de Bocanada (como Vero me recuerda siempre).
¡A seguir así, chicos!
¡A seguir así, chicos!
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