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13 mar 2013

TERMINÉ MI NOVELA

Hace días os dije que me iba a ausentar para llevar a cabo un proyecto personal que tenía entre manos desde hacía mucho tiempo.

Un libro que me tenía atrapada. Una historia que necesitaba escribir.

Ese proyecto personal era un relato largo homenaje a mi abuelo y a mi padre, sobre su lucha pronunciada. Ha terminado por ser una mini novela de 130 páginas a doble espacio.

Al morir ambos se convirtió en una promesa lanzada al aire, en un homenaje que tenía que nacer. Algún día.

No de la misma forma que fue pensado en un inicio porque ya no los tendría a ellos para dar forma a unos personajes completos, por lo que creé un nuevo guión y seguí hacia adelante.

Un homenaje que se convertirá en un manuscrito que me recuerde quien soy cuando vuelva a caer. Porque la muerte siempre ronda cerca, porque nuestro corazón se rompe demasiadas veces, y a veces nos caemos sin fuerza para levantarnos.

Pero a veces el corazón se resquebraja por momentos y no podemos escribir lo que queremos escribir y por eso tenemos que parar. Por eso estuvo mi proyecto parado casi un año.

Sin embargo tras el fallecimiento de mi abuelo en Enero tuve más claro que nunca que debía seguir. Aunque durante la escritutra no dejase de llorar lágrimas amargas una y otra vez.

Y así, entre lágrimas, he conseguido llegar hasta el fin. Ponerle punto y final a mi historia.

Si, hoy puedo deciros que la he terminado y corregido.

Ahora a registrarla y cedérsela a las personas importantes para mí, para que la lean y corrijan aquellos fallos que mis ojos inexpertos no han sabido localizar.

Y ahora, sin lágrimas, entre muchas sonrisas me despido de vosotros, con el dulce sabor de la satisfacción que produce cumplir las promesas prometidas.

1 jun 2011

NO TE MUERAS SIN DECIRME A DÓNDE VAS

–– ¡No te mueras sin decirme a dónde vas!
–– ¿A dónde voy a ir? ¡Si yo sigo aquí!, ¡Siempre seguiré aquí!


Cuando la muerte se acerca y tus seres queridos se desprenden de la vida, comienza a rondar la incertidumbre en tu cabeza…

¿A dónde mirar, hacia dónde buscar?...Preguntas sin respuesta.

Tú, yaciste hace siete años. Te fuiste sin decirme a dónde ibas. No pude decirte adiós. Mi corazón quedó desolado, mi alma encogida en la tristeza, mi mente totalmente aturdida, confusa, y mis puños…

Mis puños apretados por la ira y la rabia que me produce el no tenerte aquí…

Pasó el tiempo…he soñado tantas veces con tu imagen, con tus palabras, con tu presencia como si aún seguirías aquí, ¡jamás te he soñado muerta!…y sin embargo no he sido capaz de encontrar respuestas a mis preguntas: ¿dónde estarás, me verás, me sentirás?…

No creo en el más allá, ni en el cielo ni en el infierno, ni en la reencarnación, creo que después de la muerte no hay nada. La muerte es el fin del camino. De ahí que mis preguntas nunca obtengan respuesta.

Hubo un día que oí que me llamabas. Ese día te soñé más fuerte que nunca, hablé contigo, en el sueño sólo yo podía verte, oírte, sentirte y al amanecer desperté empapada en sudores fríos, con lágrimas deslizándose por mi rostro, con un enorme dolor que asolaba mi cabeza, con ganas de vomitar…

Un sueño tan real, tan vívido,… desde esa ensoñación todo me parece distinto.

No me dijiste a dónde ibas al morir y sin embargo hallé la respuesta yo solita en un sueño… ¿Sabes que a veces me hablan?...

Hoy, siete años después, siento que en mi corazón duerme reposada y tranquila la respuesta a la pregunta añorada.

Te fuiste sin que pudiera decirte adiós, es cierto, me soñabas a tu lado junto a ti, instantes, minutos, horas y días antes de morir, dicen que los componentes de la morfina hacen ver cosas que no son, y yo era demasiado pequeña para ver ciertas cosas -o eso dijeron algunos-.

Te fuiste y yo no pude despedirme de ti como hubiera querido, unas horas después iba a llevar a cabo esa despedida, pero te fuiste… ¡si tan solo hubieras aguantado un poco más! mi corazón entonces hubiera estado tranquilo, dormiría relajado, en paz…

Pero eso ahora ya no importa, a día de hoy así es como se siente, porque tú te encargaste de volver, de penetrar en mi alma, de darme la oportunidad de despedirme de ti en vida sin miradas agonizantes, porque a partir de ese instante de la despedida ya te podía dejar morir tranquila,…

Tú te fuiste en paz y en paz quedó mi corazón… me diste esa oportunidad en el sueño, demostrándome que seguías ahí junto a mí y mi alma quedó tranquila, durmió en los brazos de la luna esa noche y tu voz me susurraba al oído canciones de amor -ese amor de madre que una abuela tiene hacia sus nietos, ese amor que tú siempre nos diste-.

Y a partir de esa noche mi corazón jamás estuvo intranquilo, jamás tuvo miedo a perderte, jamás volvió a tener miedo por no decirte adiós.

No me dijiste a dónde ibas, pero con el paso del tiempo encontré la respuesta, hallé la respuesta muy dentro de mí. Tanto tiempo buscando algo que parecía tan difícil, tan intangible, tan irreal…y sin embargo ahora me parece lo más fácil del mundo.

Hoy sé que estás dentro de mi alma, en cada gota de la sangre de mis venas, en cada rincón de mi mente, en cada latido de mi corazón, dentro de mí, guiando mis pasos, ayudándome a vivir, a seguir en pie, con fuerza…

Hoy sé que estás aquí ayudándome a destruir mis miedos, ayudándome a demostrarle a los demás como soy en realidad, haciendo que me quiera a mí misma sin complejos, como tú me enseñaste a ser, como tú me sigues enseñando a ser, con virtudes y defectos, sin olvidar lo que valgo.

Hoy sé que siempre estarás junto a mí, perteneces a mí alma, eres su voz, la voz de mi conciencia, la fuerza que reposa dentro de mí, eres los rayos de sol que me escuecen en la piel ayudándome a sentir, eres la luz que ciega mis ojos mostrándome todo lo que me rodea.

Gracias a ti, veo, río, lloro, siento, amo, añoro, quiero, sueño, lucho, muero, nazco de nuevo…

No me dijiste a dónde ibas al morir, no era necesario, porque ahora sé que no fuiste muy lejos.

Ahora sé que estás justo aquí, en lo más profundo de mi ser…


–– ¡No te mueras sin decirme a dónde vas!
–– ¿A dónde voy a ir? ¡Si yo sigo aquí!, ¡Siempre seguiré aquí!


*Escrito en Noviembre del año 2005.

GALERÍA DE SUEÑOS

Dos ventanas, un montón de azulejos y una silla de plástico blanca…Veo tu imagen desde la entrada como si estuvieras aquí.

Días soleados, días grises, nublados, días de oscura y tenebrosa tormenta…en todos desde que nací tú estabas aquí.

Y ahora, aunque te fuiste, mis ojos te siguen viendo, mi alma te sigue sintiendo como si no te hubieras ido nunca, como si no estuvieses lejos de mí.

Y oigo cada una de tus palabras y recuerdo cada una de tus enseñanzas y siento cada una de tus miradas…

En la galería en la que tantas veces te vi, en la que tantas tardes nos sentábamos juntas, en esa misma galería nacen mis sueños hoy.

Nacen todos mis sueños con imágenes tintadas de recuerdos, recuerdos de días como hoy con tus brazos agarrándome para poder sobrevivir, con tu voz enseñándome a crecer, con tus ansias por seguir en pie un día, una hora y un segundo más.

Nacen mis sueños porque tú, solo tú, me enseñaste a tener fuerzas para enfrentar a la vida, me demostraste que merecía la pena seguir a pesar de las adversidades, me enseñaste que cada día puede ser mejor y que los lastres del camino únicamente son una prueba más para ir poco a poco creciendo como persona.

Y ahora que no estás, mi corazón te siente viva, mis lágrimas se siguen deslizando pero ahora de alegría, porque sé que jamás te marcharás de mi lado, que siempre sentiré tus manos apoyándome, tus palabras susurrándome para que no me quede dormida, tu fuerza dentro de mis venas para que cada día me alce con el puño en alto para luchar enseñándole los dientes a la vida, gritándole al viento que me siento viva.

En esa misma galería, estoy sentada hoy, sobre tu silla de plástico blanca, mirando al cielo que en esta noche está impregnado de estrellas. De estrellas resplandecientes cuyos destellos luchan por no apagarse y siento el fervor recorrer mis venas…mi alma hoy tiene las fuerzas suficientes para luchar por conseguir cada una de ellas.

Porque hoy las estrellas se hicieron para mí, los sueños se crearon para que yo soñara con ellos y luchará cada uno de mis días con la fuerza de un titán por conseguirlos.

Y las estrellas nacieron para que juntas las admirásemos, para que abuela y nieta observaran el firmamento y eligiesen que pedacito de cielo querían proteger, que conjunto de sueños querían hacer realidad.

Y hoy, yo sola frente al universo pero con tu sombra detrás, con tu alma junto a la mía dentro de lo más profundo de mi corazón, con tu rostro grabado en mi mente, con tu voz susurrando en mi oído, con tus labios pronunciando mi nombre…

Hoy, miro al cielo, cierro los ojos y señalo a lo alto con el dedo, al abrir mis párpados, veo resplandeciente junto a la luna el destello de la estrella que quiero, esa estrella que quiero adormecer dentro de mi corazón, esa estrella por la que mis manos lucharán, por la que mis ojos llorarán, ese sueño por el que me mantendré en pie cada día hasta lograr conseguirle.

Y mañana será otra estrella, o quizá se suban al carro de mi vida un montón de ellas y no tendré miedo, y no sentiré disminuir mis fuerzas porque sé que junto a ti podré conseguir lo que yo quiera.

Y yo sé que tú, estarás junto a la luna cada noche, velarás por mis sueños, crearás nuevas estrellas y constelaciones y harás que permanezcan intactas en mi alma, en mi corazón, en cada centímetro de mis venas, las ganas de vivir, el sentimiento de sentirme alguien en esta vida de larga condena, que algún día quizá deje de serlo.

Y cada día de mi ahora absurdo reloj, conseguirás que mis ojos sigan viendo, mis pies sigan caminando, que mi corazón siga latiendo y así de este modo, que mis manos sigan escribiendo, una línea, un párrafo, un relato más…

Y cada noche, sentiré nacer castillos de arena que al amanecer con el paso de las olas no se derrumbarán, quizá se aplasten, quizá desaparezcan, pero su resurgir tardará en fraguar de nuevo un solo segundo más…

Y así cada vez que la oscuridad ciegue mis ojos, cada instante que a mis pies lastres impidan avanzar, cuando a mi corazón obstáculos entorpezcan en su caminar, la luna y la más bonita de las estrellas, tú, mi abuela, con vuestro brillo incandescente, mi alma haréis brillar y entonces no existirá nada que paralice mi claridad.

Y cada noche, en la galería de mis sueños, cerraré mis ojos y alzaré mi mano, abriré mis párpados y veré frente a mí un nuevo sueño, unas nuevas ganas de vivir y bajaré la mirada, cogeré un lápiz y escribiré eternamente para darte las gracias por seguir aquí, por permanecer dentro de mí…

Por permanecer dentro de mí dándome fuerzas para luchar, enseñándome a vivir, ayudándome a escribir mi vida en papeles transparentes de fino cristal…


*Escrito por mis manos en el año 2005. Decidado a mi abuela Nieves "Maria". Porque el sol nunca derretirá la nieve.

27 abr 2011

EL SOL NO DERRITE LA NIEVE

Ahora el sol no derrite la nieve.
Hace tiempo, bastaba con uno solo de sus rayos, para que los granos de agua congelada se deshicieran, convirtiéndose en simples charcos de lluvia estancada.Y el rastro de la nieve desaparecía, y yo no te encontraba…
únicamente era capaz de sentir mis lágrimas...

Pero ahora, hace ya algunos años, el sol calienta, calienta pero no derrite la nieve, y tú permaneces ahí, intacta, sin esfumarte, sin disfrazarte de charcos de agua de esos que sólo sirven para ahogar mi alma…Estás ahí, en ese rincón más profundo de mi corazón, ayudándome a seguir adelante.

Y no me hace falta coger un autobús para pisar el asfalto de tu nueva casa.

Me basta con cerrar mis ojos y abrir la puerta que habita dentro de mí, esa puerta que conduce a otros mundos, a esos mundos paralelos y lejanos que a veces están demasiado cerca, y nada más abrirla, ahí estás.Sonriente, con los brazos abiertos, esperando mi llegada.

Y la luz radiante no me ciega, y mis pupilas no se entristecen, mis sonrisas no cesan.

Mis sonrisas se balancean, y mi voz no tiembla, mis manos no tienen miedo, mis pies alocados se atragantan en sus pasos, y al llegar a ti, toda la lluvia acumulada desaparece, me abrazas, te abrazo, y sonreímos.

Sonreímos, mientras mi sangre camina con fuerzas desorbitadas y mi corazón ronca acelerado derramando intensas ganas de vivir, sonreímos mientras mi alma liberada respira tranquila intentando reconocerse en sus suspiros.

Demasiado tiempo sin sentir todo lo que está sintiendo…
Sonreímos, nos miramos a los ojos, y en tus pupilas puedo ver las mías reflejarse, y brillan, brillan cómo hace tiempo que no brillaban, y eso me hace sentir bien.
El reloj avanza deprisa, sin pausa, y llega el tiempo de marcharse, de caminar hacia a la oscuridad, de dejar atrás la luz, llega el momento de despedirse, de fundirse en un último abrazo, y pronunciar: ¡Hasta otro ratito!, porque entre nosotras nunca existirá un ¡adiós!, es el instante de transitar sobre los pasos ya dados, cruzar el umbral de la puerta, mirar hacia atrás para lanzar la última sonrisa, besar con mis labios la palma de mi mano derecha y lanzarte un beso.

Es hora de cerrar la puerta y de acariciar con la yema de mis dedos sus tres números, 696, es hora de suspirar y seguir adelante, sin tristezas, sin melancolías.
Y al finalizar el camino, sonrío de nuevo, pero esta vez lo hago con los ojos abiertos, sonrío y el sol sigue sin derretir la nieve, sigue brillando en lo alto del cielo, pero su resplandor no me escuece.
Mi corazón late con fuerza, mi sangre camina con fiereza, mi alma ya anda revoloteando acelerada como esas mariposas color violeta que danzan enloquecidas entre los silbidos del viento, anda loca en busca de nuevos sueños por los que luchar.

Y tú, tú sigues ahí, detrás de la puerta, en lo más profundo de mi corazón, esperando a que nos volvamos a ver, sin alejarte, sin marcharte.Sin despedidas, como un día entre sueños me prometiste.
Porque hoy el sol calienta, pero no derrite la nieve.
*Para mi ángel de la guarda con nombre de lluvia congelada.