La
Casa del Torreón cuenta las peripecias de Marina, una joven universitaria, que
tras una caída aparece en un mundo desconocido en el que tendrá que luchar por
sobrevivir, sobrevivir a fantasmas y caníbales, y dónde las aventuras que
recorre la hacen encontrarse con diferentes personas, que unas veces la
ayudarán y que otras la perjudicarán.
Lo que está claro es que Marina ya no será la misma
que era cuando comenzó el camino. Avanzará, se perderá en sus pasos, cambiará,
amará y se sentirá abandonada. Conocerá la vida y conocerá la muerte. No sabrá
en quien confiar.
Es un libro fantástico, con una edición sorprendente
y muy cuidada.
Una novela muy fácil de leer, con una prosa ágil acariciada por
un velo lúgubre y siniestro que la hace diferente. Llena de magnetismo y de incertidumbre. Incertidumbre que te acompaña en cada línea manteniéndote
alerta en todo momento.
Personajes con los que es fácil enfatizar. Historias
imaginarias que bien podrían ser reales. Ya que cuanto más soñemos con algo más
probabilidades tenemos de que se torne real.
Un libro que al terminar de leerle te deja en el
corazón una huella imborrable. Una huella que te muestra que dentro de uno mismo
existe un poder ilimitado que nos ayuda a convertir nuestros sueños o
pesadillas en una realidad aplastante, por ello tenemos que tener cuidado con
lo que soñamos.
A veces, los fantasmas y las sombras caníbales no
son más que nuestros propios miedos paralizantes que nos impiden ser quienes
queremos ser. Debemos ser conscientes de que esos miedos no nos pueden
paralizar y tratar con todo nuestro empeño llenar esas sombras de luz.
La magia que llevamos dentro, los buenos recuerdos,
la esencia que se esconde en nuestra sangre y la esencia que desprenden
aquellos que conocemos…esa será nuestra fuente de luz, será nuestra linterna
permanente, nuestra vía para conseguir que las sombras que nos acechan se
esfumen para siempre, para que podamos continuar nuestro camino.
Aunque nos sintamos derrumbados, aunque sintamos que
deberíamos dejarnos vencer cansados de tanto tropezar…hay que seguir adelante…
A veces los sueños pueden llegar a hacerse realidad,
pero para que se cumplan primero tendremos que soñarlos sin descanso.
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