*Puede que de estas líneas nazca un relato más extenso...
Cuenta la leyenda que entre la niebla y el viento, navegan los fantasmas de niños y mujeres que fueron abandonados a su
suerte en las montañas del valle de Glencoe.
Quizá solo sean leyendas…o quizá los espíritus
errantes de esas almas traicionadas sigan rondando los caminos que un día recorrieron sus pies, en busca de descanso eterno.
Quizá sigan errantes buscando a sus descendientes
para así poder encontrarse en casa, o quizá ya los hayan encontrado y de ellos no
quede más que un gran recuerdo…son tantos quizás…
Lo que es cierto es que cuando el viento sopla
fuerte y la niebla humedece la piel, cuando la oscuridad oscurece el brillo
oculto del sol, no es difícil sentir las lágrimas de aquellos que sufrieron y
perdieron su vida, de aquellos que se perdieron para siempre…
Pero hay que saber escuchar, prestar atención cuando el corazón llora...
Cuando uno se ha sentido un espíritu fantasma, un
alma de corazón muerto, de sangre cristalizada…alguna vez…nos es difícil escuchar
el eco del llanto de otras almas, no es difícil sentir su sufrimiento, no es difícil
percibir su mente atormentada de incertidumbre, dudas y miedos al pensar en su futuro próximo…
Porque hay quienes también hemos viajado entre la
espumosa niebla, hay quienes hemos difuminado nuestras lágrimas entre las finas
hierbas, sintiéndonos vencidos, derrotados, olvidados, traicionados…
Hay quienes nos hemos sentido perdidos sin esperanza
por sobrevivir…
No es difícil sentir la presencia de los fantasmas
de Glencoe, cuando se ha sido un fantasma de corazón muerto durante mucho
tiempo…
A 5 de Agosto del 2011 Entre Glencoe y
Stirling.
+Glencoe, a 130 kilómetros al oeste de Stirling. En el centro de las
Highlands.
Este pueblo está marcado por una terrible masacre perpetrada por razones
políticas que tuvo lugar en febrero de 1692. El clan de los MacDonald, que
vivía en la zona de Glencoe, se negó a jurar fidelidad a Guillermo III cuando
éste subió al poder. Los Campbell, sus mayores enemigos, decidieron vengarse y
lo hicieron después de disfrutar de la hospitalidad del pueblo, que les acogió
durante doce días. La masacre tuvo lugar por la noche. Murieron niños, hombres
y mujeres.
Con este exterminio se rompía además una norma arraigada en la
cultura escocesa que dice que nunca se debe hacer daño a la persona que te
ofrece alojamiento.
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