Ansias agonizantes
de que el amor permanezca intacto llenando el alma con su calor, dando
fuerzas, fabricando sonrisas, creando sueños…
Ansias delirantes de que el olvido se lleve todo
aquello que contamina la sangre y paraliza las pulsaciones.
Ansias fervientes de que los buenos recuerdos de
momentos ya vividos endulcen la memoria con sus ecos envolventes…
Ansias alocadas de que las ausencias causadas por la
no existencia, no desgarren tanto el interior profundo del ser…
Ansias desorbitadas de que los sueños siempre
permanezcan en pie, invictos, a pesar de las olas del mar arrolladoras y de las
tormentas catastróficas…
Ansias de infinito que den cuerda al corazón y
revitalicen el elixir de la vida color carmesí, cuando la espumosa niebla araña
y no protege la piel, cuando la oscuridad ciega y no permite que el brillo de
las estrellas resplandezca, cuando la luna no acuna con su voz las ilusiones y
la soledad asfixia la respiración.
Miro al cielo y las nubes casi negras no acechan con
su lluvia fina sobre mi cabeza, su penumbra
me ayuda a caminar, el sol consigue penetrar su silueta esponjosa a
ratitos impregnando de luz las sombras.
No hay sombras sin luz en mi corazón.
Sobre los picos escarpados de las montañas la niebla
se va difuminando lentamente y sus tinieblas me recuerdan quién soy.
Las verdes praderas, los animales, las casas de
piedra, las carreteras irregulares me hacen sentirme en casa…
A medida que voy avanzando en mi camino, la
sensación de pérdida se va esfumando, y
mi corazón y mi alma aliviados caminan mejor…
Parece que comienzo a encontrarme de nuevo.
A 5 de Agosto del 2011 Por los valles de Glencoe, camino de
Stirling…
*Fotos hechas por nosotros:
Que pasada de texto y de fotos :)
ResponderEliminarIncreíble texto!!
ResponderEliminarY las fotos... qué bellezaa :)
¡Besos!