“Entre el sexo y el amor solo hay un obstáculo: el matrimonio”.
Esa es la frase que reza en la cubierta, sobre el
título y la maravillosa estilográfica que la adorna.
Desde que vi la portada y leí la contra, supe que me
haría con él. Resultado. Lo compré y lo devoré.
Dicen que hay libros que te eligen a ti, y éste es
uno de ellos, necesitaba un cambio en mis lecturas y lo dio. O quizá fuese mi
corazón quien necesitase un cambio.
Desde la primera línea, me sumergí en esta historia
trepidante, en la que un soltero de oro, Blake, necesita urgentemente una esposa,
para poder acceder a su herencia y a sus títulos. Aunque no tenga problemas
económicos.
Para ello, se reúne con la propietaria de una
agencia matrimonial, en busca de una lista de candidatas, para casarse y
divorciarse una vez haya obtenido su herencia. Sam, la propietaria de la agencia, necesita
ingresos. Desde hace años se hace cargo de su hermana enferma, por lo que necesita
sí o sí, conseguir este contrato para mejorar sus ingresos y que su agencia
siga despuntando…
Y hasta aquí puedo contar. Si queréis saber si ambos lo
consiguen, o lo que sucede por el camino tendréis que leeros el libro.
Encontraréis capítulos cortos, con una pluma ágil y
sencilla, que nos hace avanzar en la lectura sin detenimiento. Personajes muy
bien perfilados que te hacen sumergirte en sus pasos sin problemas, con un
pasado que los hace mucho más creíbles. Diálogos inteligentes y divertidos. Escenas
tanto tiernas como pícaras. Una trama sencilla aparentemente, que se enreda
para complicarse hasta el colapso y estallido final.
Un contrato cuyas cláusulas hacen que todo se
complique y se convierta en algo inestable. Cuando hay herencias por medio, el
ser humano es capaz de sacar lo peor de sí mismo.
Sentimientos a flor de piel, sexo, sensualidad y
elegancia. Ternura y celos. Amistad. Ex novias que lo hacen todo más difícil,
pero que dan mucho juego. Dudas, mentiras, verdades a medias. Complicaciones.
Tiempo límite.
Una novela muy entretenida, sencilla, sensual y emotiva.
Para disfrutar cuando se necesita descansar de la rutina.
Cuya aventura, aunque
se prevé previsible, no deja de mantenernos expectantes hasta el final. Una
novela que nos hará sentir, sentir y sentir. Porque hay veces que solo
necesitamos eso.
De esos libros que al finalizar, dejan un buen sabor
de boca y la sensación de que el tiempo invertido no ha sido perdido.
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