Cuando era pequeña siempre deseaba la llegada de
Octubre fervientemente, con unas ansias tremendas. Era mi mes. El mes de las
celebraciones, de los regalos, de las felicitaciones de cumpleaños, de los cambios. Pero este año
está siendo un mes distinto. Y creerme cuando digo que no me asusta la llegada
de los 26, ni que el amor de mi vida cumpla en unos días once años más
que yo.
Lo que verdaderamente me asusta son estos altibajos
que se están produciendo en mi alma.
Así como las hojas bailotean entre los silbidos del
viento, subiendo, bajando…así como ellas se deslizan, me deslizo yo…Feliz,
radiante entre sonrisas con un montón de sueños que luchan por hablar, triste,
melancólica, sin ganas de nada, peleada con el mundo, con el corazón cerrado y
harta de estar enfadada, con ganas de sonreír de nuevo, contenta, cantarina, con el
corazón abierto, luchando por cambiar…
Así soy yo, así he sido siempre. Así han sido todos
mis días desde hace mucho tiempo…Altos, bajos, sonrisas y lágrimas, felicidad,
tristeza…
Así soy yo, y aquí estoy una vez más, intentando
poner en orden mis pensamientos al escribir en un papel, mirando por la
ventana, bajo la luz de estos rayos de sol que todavía escuecen y queman…
Así soy yo, un Octubre que está esperando el gris
del cielo para renacer. Con un otoño instalado en el corazón que necesita su hábitat
natural para sentirse bien.
Así soy yo, una pequeña hoja marrón, que baila con
el viento entre la tempestad, que recarga sus pilas al escuchar la brisa del mar,
que se muere porque las gotas de agua se resbalen por el cristal.
Así soy yo...una mujer cualquiera con alma de niña
que intenta conseguir el equilibrio…
Así soy yo…un octubre cualquiera…dentro de un otoño
cualquiera…
Precioso, además a mi me encanta el otoño, estoy deseando que se haga notar..
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