Dos bolsas de sangre, y no hay quien te frene.
Insuficiencia cardiaca, renal, piernas hinchadas, pérdida
de visión de un ojo, moretones, y mil cosas más…y aún así sigues plagado de
sonrisas, recuerdos que contar de aquel ayer, fuerza, valentía y ganas de
vivir.
Y tengo la gran suerte de poder tenerte a mi lado y de
que me muestres lo que llevo en la sangre y que a veces -cuando las lágrimas me
pueden-, se me olvida.
Esa rebeldía innata, esas ganas de comerse el mundo
a bocados grandes, esas ansías de vida, de alegría.
Ayer, el mundo se paró por completo en una cama de
hospital.
Tú y yo a escasos centímetros, nuestras cabezas
posadas sobre la misma almohada, riéndonos entre confidencias del pasado, que
no dejan de ser el presente y el futuro de mi vida, la historia de mi familia,
una parte de mí.
Sonrisas, sonrisas y más sonrisas.
Al despedirme, la tranquilidad se instaló dentro de
mi alma, al igual que las ganas de sonreír y de luchar.
Los días negros como vienen se van, porque siempre
alguien me recuerda lo que se esconde verdaderamente dentro de mí.
Ahora sé de dónde sacó papá tanta fuerza para luchar
hasta el último momento.
Ahora sé de dónde puedo sacarla yo.
Dos bolsas de sangre nueva y ya no hay quien te
frene.
Dos horas de sonrisas y miradas cómplices, y mi
sangre ya navega alterada, vivaz, revitalizada, reinventada.
Es fácil llorar cuando las penas nos consumen, pero
es más fácil aún volver a sonreír sin fingir y ser conscientes de lo que
poseemos verdaderamente.
Esto es lo que realmente tenemos, y a veces, infravaloramos, nuestra fuerza interior. Ese poso vital desarrollado por cientos de generaciones que se enfrentaron a una vida mucho mas dura que la nuestra, y que sobrevivieron y triunfaron.
ResponderEliminarRealmente seremos viejos el día que perdamos a ese niño que llevamos en nuestro interior, y que con su mirada limpia e ilusionada es capaz de tirar de nosotros y remolcarnos hacia el futuro.
Tu abuelo, no es ningún viejo, a pesar de sus años.
Un beso
En los momentos oscuros tendemos a olvidar quienes somos, pero por suerte, siempre habrá algún alma amiga que nos recuerde el camino hacia nuestro corazón.
ResponderEliminarTu abuelo es una persona admirable, un alma joven que no se rinde.
Un fuerte abrazo para los días grises.
Mil besos.
Valorar todo aquello que aún se tiene es el mayor síntoma de inteligencia.
ResponderEliminarMuchas sonrisas atraen siempre muchas más.
Un beso grande
Pedazo entrada, amiga.
ResponderEliminarYa sé porque estaba tan de bajón; echaba de menos estos textos llenos de energía, vitalidad, luz.
Gracias. A tu abuelo y a ti por hacerme sonreír.
¡¡HE VUELTO!!
PS. Esta noche te mando un email ;)
TQ
Melancolía fuertemente optimista.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una magnífica entrada!
ResponderEliminarBesos
Una foto increíble, una de esas imágenes que con solo mirarlas puedes imaginar una historia a su alrededor, acompañada de unas palabras hermosas. Tu abuelo tiene que estar muy orgulloso de ti, estoy segura. Envidio esa confianza que compartís y que habéis tenido tiempo a construir :) Y aunque esas palabras sean tan emotivas, a mí me has sacado una sonrisa.
ResponderEliminarUn abrazo enoooorme ^^