29 jun 2012

LA GENTE Y LOS TATUAJES

Llega el verano con sus altas temperaturas, el bochorno y la lluvia fina. Llega el tiempo de las prendas ligeras, de las camisetas de tirantes y los escotes.
 
Llega el tiempo de dejar la piel al aire para que se oxigene.

Por lo tanto llega el tiempo de los comentarios innecesarios, a destiempo, de los comentarios que no se piden pero que uno recibe, de las opiniones que deberían guardarse para uno.

¿Le pregunto yo a la gente porqué viste como viste? ¿O el motivo de su moreno de piel, su pelo de peluquería, el maquillaje ocultando las arrugas de su cara? ¿Les pregunto yo por su vida, su trabajo, a qué dedican el tiempo libre, con quién comparten sus días?

No entiendo, ni entenderé nunca, a la gente que critica a la ligera el aspecto de otros.

No entenderé nunca el problema de la gente con los tatuajes.

Que narices les importará si llevo un brazo casi entero tatuado, si entre todas las zonas de mi cuerpo hay más de 10 diseños diferentes.

¿Por qué creen que ha de importarme su opinión, si les gusta o no mi cuervo, mis mariposas, mi ataúd, si no saben lo que significa “E.A.Poe”, si les parece que me cansaré de ellos, si creen que son muchos ya?

Nunca entenderán que para mí los tatuajes no son moda, sino parte de mi propia personalidad. Una forma de vivir, de arte en la piel. Que cada uno tiene su propio significado, que son trocitos de mi vida, gustos musicales, literarios, cinematográficos que me han salvado de hundirme en mis peores momentos. 

Nunca entenderán que donde ellos ven tan solo un nombre, una estrella o una rosa roja, hay un homenaje a mi padre que está en mi piel para recordarme la persona que era en vida, lo que yo era al tenerle a mi lado, y lo que soy ahora sintiéndole aunque no esté.

No entienden nada, pero hablan creyendo que saben de todo.

Juzgan, sin darse cuenta de que se pueden encontrar con una contestación borde, y cuando la reciben encima el problema es mío porque soy una maleducada.

No entiendo porque no se preocupan por ellos mismos, por su vida, la de sus hijos…

Tienden a opinar, a prejuzgar, a criticar. Y no se dan cuenta de…

No se dan cuenta de que no me hacen daño con sus palabras, sino que me reafirman aún más en mi opinión de que valen más los animales que muchos seres humanos.

Que cuanto más grande y mejor se cree una persona, menor es el nivel humano de su corazón.

De que no soy inferior a ellos ni una drogadicta inculta de baja escala social, por llevar tatuajes, vaqueros rotos, camisetas de grupos de heavy y de rock, playeras Converse, botas New Rock.

No se dan cuenta de que posiblemente lea más libros que ellos, entienda mucho más que ellos en muchas cuestiones, viaje y conozca lugares y culturas que ellos ni siquiera podrán colocar en el mapa del mundo.

Es posible que tenga más sensibilidad dentro de mi corazón, y vea la vida y a las personas de una forma en la que ellos jamás repararán porque les falta lo primordial. Humildad y sencillez. 

Yo catalogo a la gente por su corazón, no por el envoltorio. 

Y aunque sueño con un mundo idílico, mucho más amable y más bonito. Hay seres “humanos”, que cada día me demuestran que ese mundo está muy lejos de conseguirse.

Porque les importa siempre más la vida del vecino que la suya propia e intentan machacarlo y diferenciarlo. 

¿Saben qué?

Prefiero ser diferente, porque es mi diferencia lo que me hace especial. Yo moriré tatuada, aunque si llego a la edad de mi abuelo (ojalá), ni siquiera se distingan los dibujos en mi piel, pero moriré siendo quien quise ser, moriré siendo yo misma.

Hay quien morirá siendo como todos, sin darse cuenta, porque está más preocupado en juzgar a los demás que en seguir avanzando él mismo como persona.

Que sigan vistiendo a la moda que les marcan otros, creyéndose superior a los demás, queriendo ser joven en un cuerpo de maduritas, que sigan con sus opiniones, sus aires de grandeza, sus miradas críticas por encima del hombro, cotilleando, viendo los programas de la televisión, soñando ser quienes nunca serán… 

Que yo seguiré, tatuándome de nuevo si me da la gana, vistiendo con ropa rasgada, playeras, botas góticas y chupa de cuero. Con mis ojeras negras, mi rímel. Cantando canciones de rock y metal extremo. Que yo seguiré yendo a conciertos, recordando cada frase de la película de “El Cuervo”, leyendo a “Edgar Allan Poe” (ese que ni siquiera saben quién es), viajando, conociendo personas, creciendo, evolucionando, escribiendo nuevos relatos, luchando por mis sueños y lo que es más importante consiguiéndolos.

*Salgo poco de casa, pero cuando salgo…siempre tengo que encontrarme con algún espécimen.Quizá sea lo que merezco por vivir en un pueblo.

Lo siento si cuando me enfado, me sobran las palabras y confundo las letras.

3 comentarios:

  1. Comprendo muy bien tus palabras, y a medida que las he ido leyendo me han transportado a mis últimos años en el colegio y en el instituto.
    No fueron días fáciles, pero si algo he aprendido es que esas experiencias me han hecho más fuerte.
    Recuerdo especialmente una canción que me ponía mi amiga de Lujuria, y decía así:

    Me he colgado una guitarra, sin ella no se vivir
    He aguantado sus miradas, ya no me pueden herir
    Mi futuro está muy claro con el Rock voy a vivir

    Y es verdad, ya no me hieren como lo hacían antes...
    Lamento que tú también tengas que pasar por cosas como esas.

    Un abrazo

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  2. Mis felicitaciones por esa manera de pensar...te he leido y he quedado extasiado de tus palabras llenas de una gran sabiduria, de un texto muy bién hilvanado y correcto...un saludo.

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  3. Pues, en mi opinión, al que no le guste que no mire. Que no son ellos los que llevan los tatuajes, sino tú a ti te gustan y para gustos los colores. Y si alguien quiere vestir pijo que vista pijo, si alguien quiere vestir retro que lo haga y a quien le guste enseñar el culo solo porque es verano que lo disfruten.

    Hoy mismo vi a dos niñas (menores de 13) con unos vestidos tan cortos que se les veían las cachas del cuelete, y mi madre comentó algo tan típico de las madres sobre su forma de vestir... Pero yo sigo sin comprender por qué le importa. Allá ellas, no éramos nosotras las que estabamos cogiendo frío por los bajos :P

    Me gusta mucho como expresas algo tan personal, que has sufrido tanto tiempo cuando ya estás cansada. Pero piensa que no todo el mundo actúa de esa manera, a veces cuanto más pequeño es el lugar en el que vivimos menos se aceptan las cosas que se salen de lo establecido.


    ¡Besotes!

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