Ésta es una de esas verdades que aplastan la razón
hasta asfixiarla.
Y es que hay vacíos que dejan una huella tan gigante
dentro del corazón, que uno ya no vuelve a ser el mismo que era jamás.
No todas las personas son capaces de dejar ese
vacío y por norma general son los que menos lo pretenden quienes lo consiguen…
Aquellos que nunca pretendieron ser nadie y que sin
embargo siempre fueron el “alguien”, el motor por el cual giraba todo…
Y el silencio se adueña de unos labios que ahora no
quieren hablar y las palabras se pierden, mueren, los días suceden en el calendario
sin prisa pero sin pausa, el tiempo avanza…todo sigue su curso…menos los
latidos de un corazón.
Un corazón que aunque sonríe no lo hace de la misma
manera, un alma repleta de sueños que aunque permanecen, parecen estar dormidos,
unas venas cuya sangre cristalizada avanza muy despacio, unos pies cansados y
abatidos que no saben hacia dónde han de caminar, unos ojos cuyas pupilas no
destilan brillo.
Sólo el amor es capaz de dar cuerda al corazón…sin
embargo el corazón sigue caminando lento…
Camina lento, porque siente un vacío tan grande que a
cada suspiro se marchita un poco más…se marchita pero sobrevive…porque en el
fondo es fuerte…
Y pensando en ese vacío recuerda todos los momentos
vividos tiempo atrás, momentos que ahora le gustaría recuperar, y guardar
fuertemente entre sus puños…momentos que ayudan a seguir en pie…ayudan a sonreír
un poco, a soñar, a tener ilusión por unos instantes…
Pero el vacío sigue sin llenarse, el vacío sigue
presente.
El silencio sigue siendo silencio, el dolor sigue
siendo dolor, las ausencias son ahora más ausencias, todo se derrumba…
Menos mal que aún le queda el amor…el amor del dueño de su corazón…
Llena ese vacío de recuerdos y añoranas, de vivencias y sueños, filtralo con las palabras y los gestos que de su dueño aprendiste, esculpe en su interior un busto con la más grande de sus sonrias. Porque ese vacío no está hueco, sino lleno con lo más hermoso de lo que tú y él compartisteis, de citas pasadas y futuras y de reencuentros, en los sueños, en las alegrías, en los pesares y en la vida que aún te queda por vivir utilizando en el camino todo lo que él supo darte.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!