Ese manual en el que los malos momentos se esfuman
rápido con el traqueteo del viento.
Intento leer cada letra para aferrarme a ellas con
todas mis fuerzas, intento hacerlo mío para que se me grabe en la memoria, pero
a veces aunque los buenos instantes aparezcan no consiguen parpadear tan fuertes
como los sucesos que desprenden dolor y sufrimiento…
Lo intento…
Lo intento pero a veces las fuerzas se me marchitan,
me tiemblan las piernas y derrumbada caigo al suelo, lo intento pero a veces
resurgir cuesta demasiado porque lo que siempre te ayuda a sobrevivir está lejos,
lo intento pero a veces la sangre de mis venas se hiela demasiado y se
convierte en escarcha, lo intento pero a veces el corazón se me para porque no
siente ese fluido vital que lo ayuda a que siga bombeando…
Lo intento pero a veces…a veces intentarlo no es
suficiente.
Y los buenos recuerdos se me escapan entre los dedos
de mis manos, se deslizan y en su deslizamiento se evaporan con el aire.
Y retornan las lágrimas, los días de sol que
asfixian, los días de tormenta cuyos truenos no tranquilizan, las nubes negras
que acechan, las sombras que se visten de soledad y las tinieblas que sólo traen
consigo el impenetrable silencio…
El manual de los olvidos…quien pudiera beber de su
elixir y olvidar, olvidar los malos momentos y sonreír…
Mientras tanto, miraré por la ventana, intentando
que ese sol abrasador que brilla en lo alto del cielo no me ahogue con su
calor, intentando encontrar algo dentro de mí que me ayude a seguir adelante…
Mientras tanto escucharé a una voz susurrando “El
Manual”, quizá esa voz me traiga la paz interior que deseo, como tantas veces
muchos años atrás…y las heridas sangren menos, y el corazón lata con fuerza por
unos segundos, los necesarios para arrancar y salir corriendo, salir disparada
hacia ese presente que está ahí esperándome…
Hacia los sueños, hacia las fotos a color llenas de vida y sonrisas,
hacia las instantáneas que vestirán días gloriosos, hacia unas teclas de ordenador
que están esperando ser pulsadas por las yemas de mis dedos para vestir un
documento en blanco y dotar así de vida a esa historia comenzada que ahora
deberá ser re-escrita de nuevo…
Mientras tanto escucharé una voz susurrando “El
Manual”, quizá así consiga la chispa que necesito, y quizá así de tanto escuchar:
“manual de los olvidos”, todo lo malo desaparezca…
¿Sucederá?
¡Quizá!
Sólo el tiempo lo dirá…
¿Sucederá?
Mientras tanto…
“Y
me he quedado por el suelo, a solas conmigo, leyendo el manual de los olvidos”…
+Banda sonora: Fragmento en negrita de la canción “El Manual” compuesta por el cántabro
Raúl Gutiérrez para su banda anterior (La Fuga).
Video de las 3 noches desnudas de Aguilar, junto a
su Contrabandita (faltaban dos). Nunca le daré las gracias suficiente por su arte, su música
y su voz.
El olvido es una puerta trasera, tan imposible como remota. Pierdete en esas fotos y en las historias, en las anécdotas y en ese arte del pasado que respiras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, niña, y no tiembles al sol, pues la noche siempre llega.
Olvidar es un verbo casi imposible. A veces estando en casa de repente me llega un olor de una persona que hace ya como diez años que no está, y es un olor que sólo esa persona tenía, un olor que no hay nada a lo que se pueda semejar. En ese momento se que olvidar es imposible, y que no quiero olvidar. Quiero creer que todo lo que ha sido es y está. Supongo que he aprendido a conformarme y a esperar que algún día los dos seamos de la misma materia y que de pronto alguien descubra mi olor y sienta lo que yo. Que soy y estoy.
ResponderEliminarUn beso
Al hablar de Rulo dejo de ser objetiva y me sale el cariño que siento hacia él para siempre decir cosas positivas. Eso me sucede también contigo Keka. Leerte es transportarme a ese mundo de imaginación donde todos tendríamos que ir al menos una vez al día. Ahora mismo cuelgo tu entrada en el blog en la sección de las canciones. Un besazo.
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