Estaba tranquila, no había malos pensamientos en mi
cabeza y sabía que con la llegada de un nuevo día llegaría también la hora señalada
para mi cita con las agujas y la tinta…sabía que pronto tendría una rosa roja
en mi pecho.
La cita es a media tarde, si todo va según lo
previsto esta noche cuando me acueste pondré la mano sobre la piel dolorida,
sentiré un pequeño escozor en el lugar dónde estará plasmada esa rosa, pero
seguiré estando feliz porque esa rosa serás tú, será mi forma de sentirte
siempre conmigo, aún cuando el dolor no me deje encontrarte.
Esa rosa me hará suspirar hondo y tranquilizarme
cuando tenga miedo, me hará sonreír cuando se me tuerzan las sonrisas, me hará
luchar con rebeldía cuando sienta quebradas mis fuerzas, me hará estar
orgullosa siempre que recuerde…
Anoche dormí con una sonrisa en mis labios y está
noche también lo haré…
Lo haré porque estaré contenta, porque recordaré la
sonrisa de la noche anterior y porque no podré olvidarme de ese sueño que tuve
mientras dormía…
Yo y mis sueños…mis sueños y yo…
Sabía que volverías…no sabía cuándo pero sabía que
volverías…la abuela lo hizo muchos años después de marcharse, muchos…Tú no has
tardado tanto…y te lo agradezco con todo el corazón…
Estabas en tu casa…sentado en ese sofá azul, con la cena
en la mesa de la sala como tantas veces años atrás…
Yo estaba de pie a tu lado mirando hacia abajo.
Tú, rodeando mis piernas con tu brazo izquierdo,
agarrándome simulando un abrazo, con tu mirada levantada hacia mis ojos, me
mirabas y de tus labios salían muchas palabras…
Y en esas palabras me decías que me querías mucho,
que siempre lo harías y que estabas muy orgulloso de mí…mientras tus ojos
brillaban…
Me abrazaba a ti y nos quedábamos en silencio…
Después asustada iba a la cocina y le decía a mamá lo
que me habías dicho…no sabía que te pasaba, tú nunca mostrabas tus sentimientos
y me habías dicho todo eso…
- ¡A papá le pasa algo, algo malo ronda su cabeza,
porque él nunca me diría esas cosas! -decía.
A lo que mamá contestaba: “Si te lo habrá dicho será
por algo, porque quiere que lo sepas…¿Por qué le das tantas vueltas?”
- ¡Se me hace raro porque él no muestra jamás sus
sentimientos mamá! -la murmuraba entre lágrimas.
- ¡Pues no lo sé cariño!-contestaba mamá.
Y me quedaba pensativa en la cocina mirando hacia la
ventana…
Ese fue mi sueño…
Esa es la razón por la que hoy al despertar me he
levantado tranquila y con una sonrisa en mi rostro…
Decidiste regresar a mí, la noche antes de mi
tatuaje, con esas palabras tan extrañas en ti, como necesarias para mí…no dejes
de aparecer en mis sueños y hablarme, permanece como aún lo hace la abuela…después
de tantos años…
Decidiste regresar a mí, para que supiera que no te
habías ido y que siempre ibas a estar ahí, debajo de esa rosa roja, en mi
corazón…
¡Hoy quizá sea un gran día!
Grábate todo ese sueño en la cabeza y no lo olvides jamás. Los sueños que nos parecen ciertos son ciertos, y nos hacen avanzar.
ResponderEliminarUn beso
Yo también he tenido sueños así... aunque no sé si eran sueños o mensajes :)
ResponderEliminar¡¡Sonríe!!
Siempre vuelven, porque nunca nos vamos del todo: Más allá de la fe, de las palabras, de las creencias y de esos dioses que se alzan para volver a caer está el Amor, ese Amor del que hablabas en el post anterior. Un Amor que no es sólo un sentimiento, sino una fuerza, una energía, un Dios en sí mismo, porque todo lo creado es Amor, y por tanto el Amor es Dios, y Dios es Amor, y nuestro Amor nos convierte a un tiempo en parte de este Inmortal, en Dioses, y hace que siempre seamos uno y nunca nos abandonemos del todo.
ResponderEliminarY así como pasa con el Amor, pasa con los tatuajes, que son algo más que un simple dibujo, que pasan a ser parte de nosotros, y como parte de nosotros, se convierten en un símbolo mágico, en un glifo en el que guardamos celosamente a nuestros seres queridos y con el que auyentamos nuestros miedos y debilidades.
Me gusta este texto y me gusta lo que me hace sentir. Enhorabuena por el nuevo tatuaje, Rebeca, y enhorabuena por ese reencuentro que tanta falta te hacía.
Y ná, yo no puedo creer que sea un sueño, los sueños son otra cosa.
Lo tengo tan claro como que yo soy yo, aunque a veces pueda parecer difícil discernirlo.