Hoy el cielo ha amanecido gris y la lluvia no deja de deslizarse. Después de varios días haciendo buen tiempo, cae la lluvia otra vez.
No sé si será preámbulo de lo que está por venir, no sé si tendrá algo que ver con el proyecto que tengo entre manos y las lágrimas de su protagonista, o quizá es que hoy el cielo ha decidido llover para que no lo tengan que hacer mis ojos.
Hoy es un día de cambios, es un día lleno de incertidumbre. Mi cabeza ha estado atormentada de dudas durante bastantes días, hacía tiempo que no me sentía así…
Pero quizá esa lluvia que ahora veo caer desde mi ventana empapándolo todo, sea un buen presagio.
Presagio de que un nuevo comienzo está aquí.
Quizá esa lluvia no es más que la forma que tiene el cielo de regar esas semillas sembradas para ayudarlas a crecer, esas semillas que están esperando para poder germinar desde hace mucho tiempo, esas semillas que hemos ido plantando con nuestra ilusión aquellos que aspiramos a un mundo mejor, aquellos locos llenos de cordura que soñamos con un mundo más bello…
Quizá esa lluvia caiga desde el cielo humedeciéndolo todo a su paso hoy, para mostrarme que mis sueños pueden hacerse realidad, que hoy me toca luchar sin miedo, me toca sonreír, olvidar las lágrimas, buscar la fuerza existente en las gotas de mi sangre y dar el último alarido.
El último alarido de muchos que están por venir.
Quizá la lluvia hoy no sea mi enemiga. Al fin y al cabo siempre preferí los días grises, el sol ha reinado estos últimos días y de repente todo se ha ensombrecido dando paso a la lluvia.
¿Será por algo? ¡Quizá!
Y es que los pedacitos de simiente necesitan del sol, pero también necesitan agua de la que beber para que sus raíces se llenen de nutrientes y su flor pueda florecer.
Tengo el presentimiento de que la lluvia hoy es mi compañera.
Mi fabricadora de sueños, de sonrisas imperecederas, mi abrigo, mi luz, mi guía…
No está todo perdido si la lluvia comienza a sonreír, no está todo perdido si la lluvia cae sobre la tierra, limpiando las calles, dejándolas como nuevas, limpiando los cristales sucios para que la gente pueda ver a través de ellos, si la lluvia cae sobre la tierra impregnando de vida todo lo que toca con sus tibias caricias.
Que la lluvia me empape el rostro hoy y me de fuerza.
Fuerza para luchar. Fuerza para soñar. Fuerza para sonreír.
Mientras la lluvia se balancea, hoy es tiempo de que mis labios sonrían y de que mi corazón palpite con fuerza latiendo por nuevos sueños, de que mi mente abandone las dudas para coleccionar nuevos instantes que formen recuerdos maravillosos.
La lluvia está aquí, que la lluvia no deje de caer.
Y en mis pupilas un brillo de esperanza ayudando a resplandecer al color marrón caramelo de mis ojos.
La lluvia está aquí, que la lluvia no deje de caer.
Hoy toca mirar al cielo y sonreír.
Y como hoy toca mirar al cielo y sonreír, os dejo un fragmento de un poema que me encanta, de Mario Benedetti:
HOMBRE QUE MIRA AL CIELO
Mientras pasa la estrella fugaz
acopio este deseo instantáneo
montones de deseos hondos y prioritarios
por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado
que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo
no maldigamos ni nos maldigamos
que los justos avancen
aunque estén imperfectos y heridos
que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas
aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes
para instalar la gran afirmación.
acopio este deseo instantáneo
montones de deseos hondos y prioritarios
por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado
que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo
no maldigamos ni nos maldigamos
que los justos avancen
aunque estén imperfectos y heridos
que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas
aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes
para instalar la gran afirmación.
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GRACIAS!! y si hoy tambien por aqui esta el dia un poco gris!!
ResponderEliminarPor aquí ha lucido el sol. Ha sido un dia de playa, aunque el viejo Mediterraneo estaba algo gruñón y revuelto. Placidez de toalla extendida en la arena, de sol que pica fuerte, de niños soñando arquitecturas efimeras en la arena, de adolescentes golpeando un balón por encima de una red. Aroma de tortilla en fiambrera, y de crema protectora, de tinta de letra impresa, con la que trato de disipar mi ignorancia. Y el viento, lanzandonos de vez en cuando una rafaga vivificante.
ResponderEliminarEl verano nos ha brindado el primer guiño.
Saludos.
Me gusta, mucho, y estoy de acuerdo contigo: La lluvia no siempre tiene por qué ser mala. A veces limpia, a veces riega, y a veces simplemente borra del cielo ese azul chillón que parece reírse de nuestras penas cuando andamos.
ResponderEliminarUn abrazo, rebeca, y no pierdas la fe. En tí misma y en tu lucha, en ti y en quienes te rodean.
Buen inicio de semana!